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Thursday, June 15, 2006

Adiós a Stella Díaz: Instantáneas de la pelirroja incendiaria de las letras



1FUENTE: WWW.elmostrador.cl
por Ximena Jara

5 de Junio del 2006 Muere la musa de los ‘50 Adiós a Stella Díaz: I
nstantáneas de la pelirroja incendiaria de las letras por Ximena Jara Hizo de la irreverencia y la rebelión un oficio, pero nunca una pose. Lo suyo, además de la escritura era la lucidez, la opinión sin marketing ni anestesia, la subversión frente a lo que se transa y no se debería transar. Intensa, irónica, violenta, magnética, fue la revolucionaria cómplice y amiga de Lihn, Sabella, Jodorowsky y Coloane, entre otros. "Es asíQue la vida es en su muerteUna pura substanciaUn sereno ocurrir, naturalmenteUn ritualDe poderes ocultos en su origenUn círculo elementalUn curioso bullicioUn germinar muriendo.Es asíQue estoy vivaY en cada vidaSe me va la muerte.” De Los dones previsibles. Guisaba. Hundía sus manos en las ingredientes con la misma determinación con que hundía su lengua en las palabras, antes de dispararlas. Stella Díaz Varín tenía, entre las cuatro paredes de su cocina de la Villa Olímpica, igual vehemencia que cuando llegaba a un evento literario interpelando en voz alta a la concurrencia. Pero lo suyo no era posar de provocadora; era auténtica convicción y rebeldía en todos los ámbitos de su vida. Haciendo recetas económicas y sabrosísimas daba de comer, hasta el final, a su hijo y sus nietos. Haciendo magia en el día a día, derrochando fuerzas e intensidades a toda hora. Era, como dijo ella misma alguna vez, ‘extragaláctica’. Es probable que la fuerza de esa intensidad que la movía fuera también un desgaste extraordinario, un derroche de vida que se movió caudalosa hasta las 3:20 de la madrugada del miércoles 14. El paro cardiorrespiratorio fue consecuencia de un cuadro infeccioso crítico. Y mientras la velan en la Casa del Escritor de la calle Simpson, es probable que sus ollas la estén esperando. Y del otro lado, los fantasmas, con los brazos abiertos: Enrique Lihn, Andrés Sabella, Francisco Coloane, Huidobro –quien la invitó a su casa en Cartagena, dos días antes de morir- y el mismísimo Neruda, que como otros, se sintió cercano a “La colorina”, aun cuando sus filas políticas se separaron en algún momento, entre muchos otros. Descrita por José Miguel Varas como una “bellísima colorina rebelde de piel láctea que frecuentaba los bares con Enrique Lihn y Jodorowsky”, era el amor platónico de casi toda la generación del ’50, y fue la polola real únicamente de Alejando Jodorowsky, que la ha denominado su “mujer cumbre”. Admirada y deseada, sus intereses corrían por otros carriles: la poesía y el ejercicio de su arte ligado estrechamente a la política. Comunista en sus inicios, socialista-trostskista más tarde (luego de que en plena ‘caza de brujas’ del gobierno de González Videla, Ángel Cruchaga la acusara de ‘espía’ y delatora, generando una purga espontánea y la inmediata defensa de Neruda), se negó sistemáticamente al arte de ‘agachar el moño’, y jamás se quejó de sus opciones rupturistas, que partieron cuando, a los 17 años, dejó su casa en La Serena, abandonando su conservadora y aristocrática vida de provincia, y se vino a trabajar al diario “Extra”, de Santiago. Haciendo malabares para sobrevivir, estudió medicina algunos años, y luego publicó Razón de mi ser (1949), Sinfonía del hombre fósil (1953) y Los dones previsibles (1993). La eterna disidente
“Mi vida ha sido hecha prácticamente de intemperie y el desorden y la irreverencia son los lujos que yo me he podido dar” S.D. “Yo soy mi propio escudero y creo que hay que ir a la pelea. Yo creo que hay que morirse peleando”, decía Stella Díaz en una entrevista a la periodista y escritora Claudia Donoso. Eso sintetiza su esencia de algún modo. Las corrientes, los rebaños no eran lo suyo. Díscola desde la lucidez, protagonizó enconadas polémicas con escritores de su tiempo, entre ellas, una pelea a golpes con Enrique Lafourcade. Su propensión a decir lo que fuera, cuando fuera, y con el tono que espontáneamente le surgiera, ayudaron a forjar una leyenda: la leyenda de la Stella buena para el trago, camorrera, casi peligrosa. A ella le molestaba un poco, pero tampoco se hacía la víctima. Se quejaba, decía, porque estaba descontenta. Claudia Donoso, amiga de la poeta, actualmente trabaja en un proyecto sobre la autora: Stella extragaláctica, que acaba de ser favorecido por el Fondo del Libro. Donoso cuenta que en los últimos días estuvieron muy juntas, y que fue ella quien la llevó al centro asistencial el pasado lunes, cuando su salud empeoró. Su sistemática resistencia a tratarse médicamente era también un acto de rebeldía consciente. La periodista explica que, tras la rigidez del mito, había una mujer extremadamente sensible, fina en sus percepciones, y tremendamente lúcida. “Se habla mucho de la cosa bohemia de la Stella, que lo ha sido, pero esa es la parte caricaturesca. Era una persona extremadamente seria. Además tenía una capacidad de lectura asombrosa”, dice. Actualmente, además de Stella intergaláctica -un libro articulado en torno a las artes culinarias de Díaz Varín, y a las conversaciones que en su cocina se generaban -, un grupo de realizadores jóvenes preparan un documental sobre la escritora, llamado “La colorina”. Su influjo entre las generaciones nuevas, y su entendimiento con ellos era parte de la comunión en el inconformismo. “Su visión de lo que pasa actualmente en Chile es sumamente crítica –cuenta Claudia Donoso-. Lo consideraba un infierno de una perversión sin retorno, basada en la usura institucionalizada. Siempre se mantuvo en su ley de austeridad, de no quejarse nunca de nada, con un humor salvaje, especialmente negro. Era intensísima. Eso era lo que le daba vida y lo que la agotaba: la intensidad.”

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

El adios no es para Stella
ella nunca se arrancó de la batalla
estuvo firme al pie de la vida
bizarra de las palabras
con los ojos puestos en el horizonte
pudo ver más allá
de los sinsabores y los días oscuros
no le temió a los dictadores
a los grandes ni a los pequeños
palabra en mano cantó, gritó, blasfemó, putió, remeció, estremeció....
y está aquí
con la copa de la vida en la mano

7:19 AM

 
Anonymous Anonymous said...

El adios no es para Stella
ella nunca se arrancó de la batalla
estuvo firme al pie de la vida
bizarra de las palabras
con los ojos puestos en el horizonte
pudo ver más allá
de los sinsabores y los días oscuros
no le temió a los dictadores
a los grandes ni a los pequeños
palabra en mano cantó, gritó, blasfemó, putió, remeció, estremeció....
y está aquí
con la copa de la vida en la mano

7:20 AM

 

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